Bioreciclar se compromete con el desarrollo local en aspectos económicos, sociales y ambientales, incorporando a comunidades cercanas y grupos vinculados a su actividad productiva en la solución de problemas prioritarios en su entorno.
La empresa busca construir relaciones de confianza con clientes y proveedores a través de la calidad del servicio, la integridad, la justicia, la honestidad y prácticas responsables en todo el ciclo de reciclaje. Este enfoque refleja el compromiso de Bioreciclar no solo con la eficiencia en sus operaciones, sino también con el bienestar de la comunidad y el medio ambiente en el que opera.
La gestión de residuos ferrosos implica manejar de manera adecuada los desechos que contienen hierro, acero u otros metales ferrosos.
Para transportar residuos ferrosos de manera adecuada, es fundamental identificar, etiquetar y asegurar los contenedores en vehículos apropiados. Se debe prevenir derrames, garantizar condiciones de carga seguras y mantener la documentación necesaria. Al acopiar los residuos, es esencial elegir un lugar seguro, separarlos adecuadamente, prevenir la contaminación y garantizar la seguridad del personal. El seguimiento regular y el cumplimiento de regulaciones son clave en todo el proceso.
Se debe ofrecer una solución eficaz y rentable para la recuperación de metales no férricos en procesos de tratamiento de metales para el reciclaje. El modelo más adoptado, ideal para granulometrías finas de hasta 0,5 mm, utiliza un vértice de separación ajustable con precisión y un tambor de polos excéntricos de alta frecuencia para lograr purezas y rendimientos máximos. Este separador es versátil, aplicándose en la recuperación de metales no férricos de diversas fuentes, como escorias de incineración y chatarra electrónica. El producto resultante (ZORBA) es un material valioso que puede seguir separándose y valorizándose. Además, ofrece soluciones de separación mecánica en húmedo para metales e impurezas, utilizando tecnología de transmisión de rayos X y sensores para clasificar materiales con gran precisión según las necesidades que se presenten.
Los residuos de materiales no ferrosos son fáciles de manejar porque son ligeros, no arden, no se oxidan, se pueden trasportar sin mayor inconveniente, además son materiales cotizados, rentables y proporcionan una fuente de ingresos y ocupación para la mano de obra no calificada.
Los dispositivos eléctricos y electrónicos se definen como aquellos que requieren corriente eléctrica o un campo electromagnético para operar, con una tensión nominal de funcionamiento inferior a 1.000 V en corriente alterna y 1.500 V en corriente continua. Esta categoría también abarca los dispositivos necesarios para la generación, transmisión y medición de corrientes y campos. En resumen, se incluyen en esta clasificación una amplia gama de dispositivos esenciales en la vida cotidiana, desde electrodomésticos hasta herramientas y equipos de medición, todos los cuales dependen de la electricidad o el campo electromagnético para su funcionamiento.
La gestión cuidadosa es crucial, especialmente debido a los diferentes tipos de metales presentes en estos dispositivos, siendo el tratamiento adecuado antes de la reciclaje esencial en centrales de reciclaje. La atención a estos aspectos es fundamental para abordar el impacto ambiental de los residuos electrónicos.
El proceso de reciclaje de dispositivos electrónicos consta de varias etapas clave:
Estas fases se diseñan para maximizar la recuperación de materiales valiosos y minimizar el impacto ambiental, abordando de manera eficiente la gestión de residuos electrónicos.
El plástico, un material económico, versátil y duradero, se utiliza ampliamente en envases, construcción, automóviles, muebles, entre otros, representando el 7% del peso y el 20% del volumen de los residuos domésticos. Sin embargo, los desechos plásticos derivados de elementos fósiles, como petróleo, carbón y gas natural, presentan desafíos ambientales significativos.
Estos plásticos, mezclados con celulosa y otros aditivos, carecen en su mayoría de biodegradabilidad, requiriendo una gestión profesional a través de empresas especializadas. Aunque el plástico ofrece beneficios, su impacto ambiental destaca la importancia de un manejo adecuado y sostenible de estos residuos para mitigar sus consecuencias.
En la planta, el proceso inicia con la separación manual de los residuos plásticos, priorizando envases más rígidos. Este paso implica una cuidadosa clasificación basada en el tipo de material, dividiéndolos en categorías como PET, PEAD blanco y PEAD mixto, y PVC y otros plásticos.
Posteriormente, los residuos plásticos se someten a un proceso de reciclaje mecánico. La meta es triturar y compactar el material, preparándolo para su reintegración en la producción de nuevos envases plásticos. Aunque algunas empresas manejan internamente el tratamiento de sus residuos plásticos, lo habitual es que estos se dirijan a instalaciones especializadas para asegurar un procesamiento eficiente y sostenible. Este enfoque resalta el compromiso con la gestión responsable de los desechos plásticos y su contribución al ciclo de vida sostenible del material.